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domingo, 3 de enero de 2021

TRABAJANDO EN UESCRE TIEMPOS DE PANDEMIA: BALANCE DEL 2020

Cuando echamos la vista atrás hasta marzo del 2020, se nos pone un nudo de emoción en la garganta porque el recuerdo de lo vivido durante estos meses de pandemia aún nos sobrecoge. Aún no hemos dejado atrás esta pandemia y no sabemos lo que vendrá a partir de ahora pero sí de lo que hemos sido capaces en este último año.

Durante estos meses, han sido muchos los relatos de agradecimiento y reconocimiento a los trabajadores de servicios esenciales y hoy, vencido este 2020, queremos hacer nuestro más sentido homenaje a nuestras compañeras y nuestros compañeros de la Unidad de Extracción de Sangre de Cruz Roja, a los voluntarios y voluntarias que prestaron su inestimable ayuda y como no, a todas y todos los donantes, que durante estos difíciles meses, han acudido a donar sangre.

Cuando se decretó el Estado de Alarma a mediados del mes de marzo, UESCRE llevaba semanas preparando protocolos de seguridad para protegernos de lo que ya se vaticinaba que iba a ser una pandemia. Protocolos que fueron más exigentes a medida que se veía la dimensión de lo que estábamos viviendo y que han permitido que, hasta el día de hoy, no haya habido ni un solo brote de contagio en nuestro Centro.

Siete días a la semana, en turnos de mañana y tarde, hemos salido de casa, sabiendo que en esos días, nuestras vivencias eran diferentes y excepcionales como los momentos que estábamos viviendo. Sabemos lo esencial que es nuestro trabajo y al mismo tiempo, durante estos meses íbamos a trabajar siendo conscientes, más si cabe, de la importancia vital que en esos momentos suponía el acercar la donación de sangre a la población. Muchos hospitales se vieron forzados a cerrar sus puntos de donación y nos convertimos en la máxima esperanza para todos aquellos pacientes que necesitaban una transfusión.

Cada mañana, cada tarde, médic@s, enfermer@s, conductores y conductoras, administrativ@s, técnicos, celadores, promotores, voluntari@s salieron de su casa y acudieron a las unidades móviles con una mezcla de miedo y satisfacción por saberse imprescindibles para preservar la salud de los pacientes que en un hospital necesitaban una transfusión. Pacientes que parecían olvidados porque la Covid-19 lo invadía todo pero que sin embargo, seguían ahí, necesitando la sangre que extraíamos cada día gracias al apoyo incondicional de los donantes de sangre.

Sesenta años de experiencia permitieron  gestionar a la perfección nuestra capacidad para conseguir donantes en el momento más difícil que hemos vivido desde que el Dr. Juan Picazo fundó el Centro de Donación de Sangre desinteresada de la Cruz Roja en Madrid en 1960.

Jornadas interminables, trabajando a destajo para atender a los donantes de sangre que acudían de manera masiva, haciendo gala de esa solidaridad que les caracteriza de manera muy especial, y tratar de conseguir el mayor número de bolsas de sangre para que la salud de los pacientes que la necesitan no se viera comprometida. Todo ello, en medio de una gestión volcada en la seguridad y protección, tanto de donantes como de trabajadores, que obligaba a ralentizar los tiempos entre donación y donación. Aun así, la inestimable ayuda de nuestros voluntarios, la inagotable solidaridad de los donantes de sangre y el esfuerzo de nuestros compañeros y compañeras, permitió que Cruz Roja entregara al Centro de Transfusión el 70% de la sangre que se necesitaba cada día durante los meses más duros de la pandemia. Más que nunca, la unión de todos los agentes que intervienen en la hemodonación en Madrid (Centro de Transfusión, Hospitales, y Cruz Roja, como entidad vinculada al Centro de Transfusión) consiguió remontar las reservas y satisfacer las necesidades transfusionales.

Orgullosos de nuestra labor esencial, con el miedo calando los huesos y la extraña responsabilidad de no contagiarnos para no contagiar a nuestras familias, atendíamos a los donantes de sangre con una sonrisa. Las colas interminables de donantes cada día no dejaba de sorprendernos. Muchos tuvieron que esperar más de una hora para poder donar sangre y cuando subían al autobús podías ver reflejado en su cara la solidaridad que vencía al miedo y que inclinaba la balanza hacia la satisfacción de saber que con este pequeño gran gesto efectivamente salvaba una vida.

El balance de este año nos ha dejado una gran dosis de trabajo en equipo, compromiso, implicación, responsabilidad, valentía y solidaridad de la que sentirnos tremendamente orgullosos. Nos sabemos profesionales y nos damos a la sociedad como tal, llevando el sello de Cruz Roja como marca inconfundible de calidad en todo lo que hacemos y de no conformarnos con salir del paso, profundizando en cada detalle que nos  permita mejorar para ofrecer el servicio que la sociedad necesita.

Nos llevamos con nosotros las muestras de agradecimiento recibidas mientras trabajábamos, y los aplausos de las ocho de la noche que enviábamos a nuestros compañeros sanitarios que estaban en primera línea de batalla pero que también hacíamos nuestros cuando los donantes aplaudían y las fuerzas de seguridad del estado venían a rendirnos homenaje a pie del autobús. Emociones encontradas que nos han hecho mejores.

El año 2020 nos ha puesto a prueba y hemos demostrado de manera incontestable de lo que entre todos somos capaces, dando un ejemplo extraordinario de compromiso, solidaridad y profesionalidad. 

Gracias a todos y todas las que lo habéis hecho posible.